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viernes, 8 de mayo de 2009

ESPERANZA

[Camino próximo al Lago Pequeño, Terrassa - 2009]

Hace tiempo que espera sentada al borde del camino a que vuelva la esperanza. No recuerda cuando se fue, ni por qué, pero está segura de que tiene que volver algún día. Por eso la espera paciente. Todas las mañanas sale de su casa a las afueras del pueblo y se sienta bajo los árboles a la orilla del sendero. Cada otoño llegan la nieve y el frío cruzando el mismo viejo camino del bosque y cada primavera se marchan de nuevo por él. Pero la esperanza no vuelve con ellos. Ve iluminarse el día poco a poco desde la primera acuarela del alba y asiste silenciosa al paso de la vida a su alrededor. Las ramas de los árboles se llenan de hojas nuevas cada marzo y se despueblan de ellas cada septiembre, dejándolas desaparecer delicadamente en el suelo. Los pájaros vuelan a otros continentes y vuelven cada año para hacerle compañía algunos meses. Y cada día al atardecer, el mundo apaga sus luces despacito para que no se pierda en el camino a casa.


No se siente triste ni sola porque desde que recuerda, su oficio ha sido siempre esperar al borde del camino. Su hogar es ser el norte para otros. Espera tranquila que regrese la esperanza sin saber que ella se sienta cada día a su lado, aguardando el momento en que la quiera acompañar en su viaje a otros lugares, a otros paisajes. Porque la esperanza no quiso nunca marcharse sola y se quedó en aquel camino. Echando raíces junto a ella.


(Para Gala)