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martes, 1 de junio de 2010

PIEDRAS

[San Sebastián - 2007]

La ciencia intenta facilitarnos la vida, hacerla más simple, más sencilla. Pero tal vez nuestras vidas no quieran ser sencillas del todo. Porque siendo sencillas se parecerían demasiado unas a otras y en el fondo todos queremos ser únicos.
Sería tan fácil para mí descolgar el auricular y marcar tu número. Sería tan fácil para ti descolgar otro auricular en algún lado del mundo y volver a hablar conmigo de nuevo. Sería tan fácil, que será mejor no hacerlo nunca. Porque así cada vez que pase por delante de una cabina, pensaré en ti y nadie notará ese pensamiento, que me hace única. Y lo mismo te pasará a ti, tal vez, cuando suene el teléfono y no sea yo.
Es tan vulgar esperar una llamada y que ésta llegue. O querer con toda el alma llamar a alguien y hacerlo. Es tan simple y tan vulgar que lo rechazo con todas mis fuerzas.

La pareja que acaba de dejar el banco y se aleja abrazada hacia el calor de una buhardilla no nos llega a la suela de los zapatos a ti y a mí, que estamos cada uno solo, en algún lugar de este invierno, pensando en el otro y disfrutando del dolor de no tenerle cerca.
Somos piedras preciosas en mitad del barro.
Piedras.
Preciosas.